Es la creación,
maquetación y diseño de publicaciones impresas, tales cómo; revistas,
periódicos, libros, flyers, trípticos, ... y también el soporte para otros
medios visuales, tales como la televisión o internet.
ANTECEDENTES
HISTÓRICOS
Los pregoneros, encargados de divulgar con su voz novedades de interés para la
comunidad, reciben el nombre de kerux en Grecia, denominándose praecos en la
antigua Roma. El pregonero del mundo clásico busca la captación de clientes,
pero también la proclamación de informaciones institucionales. En cierto
sentido, es el pionero de la publicidad, y también de la propaganda. Por lo
demás, es una figura que se mantiene vigente hasta el siglo XX, sobre todo en
áreas rurales.
Con el siglo XX llega la era del automóvil, durante la cual se revolucionan las
comunicaciones, sustento del comercio y la publicidad. Al ocuparse caminos y
carreteras, las vallas empiezan a consolidarse como soportes publicitarios, si
bien ciertos países occidentales, España entre ellos, no contarán con una red
eficaz de vallas con anuncios hasta llegados los años cincuenta. Otro medio
fundamental en el campo publicitario es la radio, que por estas fechas cuenta
con numerosos patrocinios en su programación, estructurada a partir de la
publicidad hablada. En un principio, el cine cuenta con la proyección fija como
sistema publicitario, pero poco a poco se convierten en habituales el anuncio o
el más extenso publirreportaje, destinados ambos a la gran pantalla.
Un medio muy frecuentado por los publicitarios cinematográficos son los dibujos
animados. La animación publicitaria cuenta con excelentes cultivadores en
España, durante los años sesenta, como los hermanos Moro, galardonados en
numerosas ocasiones por el alto nivel de su trabajo. Esta conciencia propia de
los publicistas ha ido favoreciendo la consolidación de una estética
publicitaria en lo audiovisual, cualificada por su encuadre, montaje y
fotografía peculiares.
La
publicidad en el siglo XIX
Con el advenimiento de la Revolución Industrial, cambian las estructuras
económicas y, por extensión, cambia también el negocio publicitario, necesitado
de adaptaciones para asimilar los nuevos modos de producción masiva. Proliferan
los carteles, abundan las tarjetas comerciales y, sobre todo, se convierten en
habituales los productos marcados, envasados en botes de hojalata o cristal con
vistosas etiquetas xilográficas. Son tiempos de imaginación, y uno de los
métodos publicitarios más singulares aparece en España: los mosaicos anunciadores,
con los cuales se ilustran las fachadas mediante una síntesis única de cerámica
artesanal y estrategia mercantil.
Desde mediados del siglo XIX, la civilización industrial se empeña en la
elaboración masiva de productos específicos, principalmente en áreas como la
medicina y la alimentación. Uno de los estereotipos más difundidos de la gran
emigración hacia el Oeste norteamericano es el charlatán que vocea por los
pueblos las cualidades milagrosas de sus pociones curativas. Pues bien, esa figura
tópica encierra una verdad publicitaria de la segunda mitad del XIX: la falta
de escrúpulos de muchos promotores de medicamentos, capaces de publicitar sus
esencias cuando en realidad se trataba de fórmulas descabelladas, del todo
inútiles para los fines terapéuticos previstos.
Esta etapa se caracteriza por la diferenciación a través de las marcas de
productos que hasta la fecha eran fabricados en los propios hogares o vendidos
a granel en las tiendas. Es el caso del jabón, convertido en cosmético de marca
por Procter & Gamble en 1878. Su jabón blanco será el primero de una casi
interminable lista de jabones que a fines del XIX serán promocionados como
útiles indispensables en la higiene personal. Desde esta etapa, los anuncios de
las empresas de jabón recurrirán a las ilustraciones más elegantes para
reafirmar una imagen de marca basada en la elegancia y la sofisticación.
TEORÍAS
RELACIONADAS
Teoría del
Centro Óptico Estable
El centro óptico de un formato publicitario está una décima parte por encima
del centro geométrico. Esto ocurre porque los objetivos tienen gravedad. Esta
teoría no sirve cuando hay más de un elemento.
Teoría de la
Competencia de Skinner
El centro óptico estará en el punto de mayor atención visual. Divide la
atención visual en dos variables: ubicación y tamaño. Esto último es más
importante por lo que el tamaño es el principal eje visual.
Diagrama de
Gutemberg
Hace referencia a la forma de lectura occidental, de arriba abajo y de
izquierda a derecha; de modo que la diagonal surgida de las dos fuerzas es
donde hay más probabilidad que el ojo se dirija. Pero si hablamos de la
publicidad en prensa, el punto cálido estaría en la parte superior derecha.
Como norma general uniendo estas tres teorías, siempre en el formato gráfico
publicitario debemos tener un elemento dominante y a su alrededor el resto de
los elementos y dominará en función de su tamaño y /o de su ubicación. Hay que
ser lo más sencillos posibles y que nuestro ojo acuda casi instintivamente al
centro óptico.
Regla Aurea
Proviene de un arquitecto romano llamado Vitruvio que fue quien hizo un estudio
sobre la proporción perfecta. Averiguó mediante una norma matemática cuáles
eran los anchos respecto a los altos (proporciones) de un formato ideal.
La publicidad es importante para una empresa no solo porque al utilizarla se da a conocer el producto o servicio que esta a la venta, sino también porque beneficia a la empresa además del aumento en la compra de lo que ofrece, sino también con el reconocimiento de su marca, crea una preferencia y las empresas que utilizan la publicidad crecen más rápido.
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